Padre exige justicia tras asesinato de su hijo por negarse a pagar extorsión de 800 pesos
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Eduardo N, de 27 años, fue asesinado el pasado 28 de octubre en la calle 15 Poniente, cerca del panteón de La Piedad, por negarse a pagar una cuota de extorsión de 800 pesos, según relató su padre, Eladio Pérez. Eladio informó que el presunto responsable, identificado como Javier N, alias “El Chinicuil”, había exigido el pago a Eduardo ese mismo día, advirtiéndole que debía cumplir o retirarse del lugar. Al recibir una negativa, lo amenazó de muerte, y poco después otro individuo llegó y le quitó la vida. “El Chinicuil le pedía a mi hijo 800 pesos, mi hijo no quiso, incluso a mí también me pidió lo mismo. Mi hijo le dijo que cada año nos poníamos ahí, que se calmara porque venía drogado, y después lo amenazó”, declaró Eladio con voz entrecortada.
Eladio ha solicitado a las autoridades la captura del agresor, ya que afirma conocer su identidad y sostiene que trabaja como franelero en la zona de la Arena Puebla. Aún sin recibir el cuerpo de su hijo debido a las investigaciones en curso por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE), Eladio espera que pronto le sea entregado para darle el último adiós.
Sin recursos suficientes, Eladio solicitó al presidente municipal de Puebla, José Chedraui Budib, apoyo para velar a su hijo y pidió al gobernador Sergio Salomón ayuda para agilizar los trámites y reducir los costos, ya que se le han solicitado 7,500 pesos para el proceso de entrega del cuerpo. «Ojalá nos puedan apoyar para velar a mi hijo. No tenemos muchos recursos, y es un gasto que uno nunca espera», expresó el padre.
Agentes especializados en homicidios dolosos de la FGE continúan con las investigaciones y revisan las grabaciones de seguridad de la zona. La familia espera obtener nuevos datos sobre el caso, previstos para el próximo 31 de octubre en la conferencia de la FGE.
Con tristeza, Eladio recordó los sueños de Eduardo, quien aspiraba a convertirse en luchador profesional. Hace nueve meses comenzó a luchar en ferias, y cuando podía, trabajaba como acomodador de autos para ayudar a su familia. Sin embargo, esos sueños se desvanecieron tras el crimen, y su padre pide justicia en honor a la vida que Eduardo no pudo cumplir.